“Desde la organización ponemos especial atención en mantener sanas a las personas y el gran desafío es acompañar a la gente y educar en cómo uno debe cuidarse a sí mismo, en el caso de la hipertensión arterial, es fundamental que cada uno se controle frecuentemente y conozca cuáles son sus valores normales”, expresó Antonio La Scaleia, presidente del Instituto de Obra Médico Asistencial.
Cada 17 de mayo la Organización Mundial de la Salud celebra el Día de la hipertensión arterial, con el objetivo de insistir en la importancia de prevenir esta enfermedad y evitar que desmejore la calidad de vida de quienes la padecen.
La hipertensión arterial es un problema de salud que afecta a más del 25-30% de la población; un número importante de ellos no se encuentran bajo tratamiento y más del 50 % de los hipertensos que sí se tratan, no controlan las cifras de su presión.
Según los datos registrados en la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2009, en Argentina la prevalencia de HTA es de 34.8% y en la provincia de Buenos Aires es de 35.6%. Al respecto, la Unidad de Prevención y Promoción de la Salud puso el foco en los beneficiarios del IOMA, entre los cuales se contabiliza un total de 79.300 afectados por esta patología.
El presidente de la obra social provincial destacó el protagonismo que cada uno debe asumir en el cuidado de su salud “desde la organización ponemos especial atención en mantener sanas a las personas y el gran desafío es acompañar a la gente y educar en cómo uno debe cuidarse a sí mismo, en el caso de la hipertensión arterial, es fundamental que cada uno se controle frecuentemente y conozca cuáles son sus valores normales”, señaló.
La hipertensión es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, los accidentes vasculares cerebrales y la insuficiencia cardiaca, entre otras.
Desde la Unidad de Prevención se advirtió que no se han descrito todavía las causas específicas de la hipertensión esencial, aunque sí se la relaciona con una serie de factores que suelen estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar aquellos relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables; de aquellos otros que se podrían cambiar al mejorando los hábitos, el ambiente y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.
En este contexto Antonio La Scaleia destacó que “hay muchos aspectos que favorecen un mejor estado de salud, que no dependen de ninguna organización, sino que tienen su base exclusivamente en nosotros, en el autocuidado y es a través de la educación que uno puede revertir el peso que las enfermedades provocan en una persona y en la comunidad toda”, remarcó.
También es importante consignar que las personas con diabetes constituyen un grupo con mayor riesgo de presentar hipertensión arterial, ya que más del 80% de los sujetos con diabetes tipo 2 tienen hipertensión y por lo general necesitan mayor número de medicamentos para normalizar las cifras de tensión. Este dato cobra relevancia si se tiene en cuenta que la diabetes es, además, un importante factor de riesgo de enfermedades cardiovasculares, por lo que su asociación con hipertensión claramente multiplica este riesgo. Por esto los valores de tensión arterial que se consideran “normales” son inferiores a los de las población no diabética y deben estar por debajo de 130/80 mmHg.
La unidad de Prevención y Promoción de la Salud del IOMA recomendó a la población algunos hábitos saludables, para mantener controlados los valores de la tensión arterial:
- Moderar el tamaño de las porciones, para evitar el sobrepeso.
- Moderar el consumo de alimentos con alto contenido en sal (fiambres, embutidos, aderezos, productos de copetín, quesos duros, etc.)
- Cocinar sin agregar sal. Tratar de reemplazarla por perejil, albahaca, tomillo, romero y otros condimentos.
- Reducir la ingesta de alcohol
- Sumar al menos 30 minutos diarios de actividad física de manera continua o acumulada: usar escaleras, caminar, bailar, andar en bicicleta, etc.
- Disminuir el consumo de café.
- Consumir alimentos ricos en potasio, como legumbres, frutas y verduras.
- Abandonar el hábito de fumar.
Prensa Ioma