Cavani habló sobre su sequía goleadora, la actualidad de Boca, respaldó a Gago y ya palpita el Superclásico
El crack uruguayo se refirió a su presente y su futuro en una extensa entrevista

A los 38 años y con más de dos décadas de una carrera exitosa, Edinson Cavani está intacto. A pesar de que los goles se le hayan negado últimamente y de que su espalda acusó recibo del paso del tiempo, a pesar de las críticas que en ocasiones aparecen con cierta facilidad, Cavani no baja la mirada. Sabe quién es y qué vino a hacer a Boca, y en eso se enfoca.
“Es un buen momento, sí”, arranca, con esa calma uruguaya que lo caracteriza, en una entrevista que le brindó a Radio Continental. “Más allá de algún tropezón que hayamos tenido, hemos mostrado un poco más de solidez, como grupo. Esas son buenas señales”.
En agosto de 2023 se calzó la camiseta azul y oro por primera vez, luego de un recibimiento épico en la Bombonera. Un año y medio después quiere ganar su primer título con el club en el Apertura y mantiene la ilusión intacta de jugar el Mundial de Clubes. Para Cavani, Boca es una etapa intensa y definitiva. Lo vive con la seriedad de quien sabe que cada paso deja marca: “No es fácil lograr madurez como equipo, más en un club como Boca. Acá el hincha quiere ganar títulos, como nosotros. Es normal que nos exija”.
La identidad, para él, es clave. El equipo —según analiza— va encontrando su forma a pesar del recambio constante: “Este es un club grande y siempre hay recambio porque hay figuras que se venden o se tienen que ir por diferentes motivos. No es fácil encontrar la regularidad”.
La cuestión del Boca visitante —aquel que sufre más lejos de la Bombonera— también merece su reflexión: “Ya hace unos cuantos partidos, más allá del tropezón con Newell’s, el equipo va logrando de a poquito ser más sólido afuera. Lo más importante es que encontremos cada vez más esa identidad como equipo y club”.
Pero el eje de cualquier conversación con Cavani siempre vuelve a lo mismo: el gol. Ese que hoy se le niega y que lo pone en el centro del debate. Y él lo sabe. “Uno se siente con la necesidad… y soy el primero que tiene ganas. Me pueden decir mil cosas, pero son momentos. Y es una cuestión de energía”, admite. “La única forma es tener calma”.
Y en esa misma línea, deja en claro cuál es su presente emocional: “Hoy me siento feliz, contento, más allá de no tener gol. Estoy en un lugar espectacular. El día que yo no esté más contento, con todo el dolor del mundo, seré claro y le diré a Román y a la gente lo que sea, y daré un paso al costado”.
Incluso asume que si llega el momento de ceder lugar, lo hará sin reproches: “Si en algún momento me toca esperar porque hay un compañero mejor, estoy dispuesto a esperar para aportar lo mejor”.
De su entendimiento en ataque, explica que la clave no está en nombres propios, sino en ideas: “No sé si cambia que juegue Merentiel o Milton conmigo, pero creo que los equipos tienen que tener una identidad. Con una idea clara todos tiramos para el mismo lado”.
El Superclásico se viene, pero Cavani mantiene el foco: “River está cerca pero es importante ganar el partido que viene. Un clásico es un clásico, llegues ganando o perdiendo. Salís a la cancha a dar la vida. Pero no es lo mismo llegar con confianza a llegar con dudas”.
También hay tiempo para hablar de su físico. De esa espalda que le viene dando pelea: “Vamos mejor. Ya estamos casi. Hoy me puse a hacer unas piruetas con mi hija y me acordé que ya no puedo ciertas cosas y que me tengo que cuidar un poquito”.
Y de la construcción de este Boca bajo Gago, es contundente: “Siento que este Boca tiene identidad y la va generando. No es en cuestión de un mes o cinco partidos, sino de un camino que se va creando”.
Edi no le escapa tampoco a hablar del trabajo invisible del delantero: “Dentro de un partido hay muchas situaciones que no se ven. Muchas veces se ven los resultados finales. Esa es la contra del delantero, porque nuestro trabajo es aportar goles y si no se hace gol se opina de una forma”.
A esta altura, Cavani no se deja arrastrar por la opinión ajena: “Que opinen, que digan lo que quieran. Lo que me importa es lo que sientan mis compañeros”.
El crack uruguayo tampoco esquiva las injusticias: como el gol anulado frente a Barracas. “Es incómodo, te frustra. ¿Los árbitros no leen el reglamento de la misma manera? Estás jugando en una baldosa”, protestó. “Te da tristeza, te frustra, pero puede haber interpretado que fue falta. Ya pasó”.
Sobre el rol de Gago, fue tajante: “Si algún día me entero que un compañero intenta voltear a un entrenador, primero me voltean a mí. Yo tener un compañero así no quiero. Seré el primero en plantarme a hablar”.
También hubo tiempo para valorar la recuperación de Marcos Rojo: “Le puso unos huevos bárbaros. Se puso a laburar a full y a querer mejorar. Eso es lo que uno rescata y admira”.
Y se permitió una sonrisa ante una pregunta más distendida que le hizo el Beto Alberto Márcico: ¿vino o champagne? “Con el tiempo le empecé a agarrar el gustito al vino, metiéndome en ese mundo”, admitió el Matador, que además dejó un consejo para los más chicos: mantenerse al margen de las críticas.
El mismo que hoy, con menos goles y más liderazgo, siente que todavía tiene cosas para dar. Y que su forma de estar vigente es tan simple como profunda: “El día que no pueda correr más, no jugaré más”.