Pablo Grillo fue dado de alta y continuará su tratamiento en un centro de rehabilitación
El fotógrafo pasó casi tres meses internado en el Hospital Ramos Mejía producto de las heridas provocadas por una cápsula de gas lacrimógeno; deberá ser operado nuevamente
Entre aplausos, cánticos y saludos, el fotógrafo Pablo Grillo fue dado de alta tras permanecer casi tres meses internado en el Hospital Ramos Mejía producto de las graves heridas que le provocaron en medio de un operativo de las fuerzas federales durante una marcha por los jubilados. El hombre de 35 años fue derivado al Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en donde continuará su tratamiento.
Según indicó su familia, continuará internado de lunes a viernes mientras realiza su rehabilitación, pero tendrá salidas ambulatorias durante los fines de semana. A su vez, y si todo continua de forma favorable, en dos meses deberá retornar al centro de salud ubicado en el barrio porteño de Balvanera para una segunda cirugía.
Debido a las heridas provocadas por el impacto de una cápsula de gas lacrimógeno que lanzó Gendarmería durante una marcha a favor de los jubilados el pasado 12 de marzo -y que le generaron un trauma grave con múltiple fractura de cráneo y pérdida de masa encefálica-, el fotoperiodista presenta un cuadro de hidrocefalia que solo puede ser tratado de forma quirúrgica.
Sin embargo, en la salida del hospital se lo pudo ver sonriente y rodeado por sus familiares y amigos, que agradecieron el apoyo de la gente en redes sociales y el trabajo de los profesionales de salud que le salvaron la vida.
Tras 55 días en terapia intensiva, el pasado 8 de mayo, Grillo había abandonado momentáneamente la sala donde estaba internado. En una imagen que se difundió en las redes sociales, se lo pudo ver junto a su padre Fabián en uno de los balcones del Hospital Ramos Mejía.
El fotógrafo fue herido gravemente en medio de un operativo de las fuerzas federales durante la manifestación en donde también se sumaron barrabravas y militantes de organizaciones de izquierda. Allí, el fotoperiodista se ubicó detrás de unos restos de un mueble incendiado para sacar una foto y recibió el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno, que había sido arrojado por un efectivo de Gendarmería.
La investigación judicial
Por la agresión a Grillo se abrió una investigación judicial que continúa en curso. El caso tramita en el juzgado de María Servini, luego de que el presidente de la Cámara Federal, el magistrado Mariano Llorens, debiera resolver una disputa por la competencia. La decisión hizo recaer la causa en el Juzgado Federal N°1.
A instancias del fiscal Eduardo Taiano, Servini pidió que el Ministerio de Seguridad le envíe “todas las actuaciones labradas a raíz del operativo desplegado por las fuerzas el día 12 de marzo”, y todo el “marco normativo” que aplica al caso, como “protocolos y reglamentos”, además de la orden para poner en marcha el operativo. Asimismo, solicitó que se especifique el tipo de “armamento no letal” que se utilizó ese día, y las respectivas “guías de actuación” que regulan su manejo.
Tal como publicó LA NACION, la granada que golpeó a Grillo, un instrumento diseñado para dispersar a los manifestantes, debió haberse lanzado de tal manera que su trayectoria dibuje una parábola pronunciada.
La denuncia que guía la investigación sobre los hechos es una de las dos que activó la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional), una fiscalía contra la violencia institucional. Junto a ella tramitan otras actuaciones, como la denuncia que hizo la familia de Grillo o la que hizo Beatriz Blanco, la jubilada que cayó de espaldas luego una disputa con un policía.