Experimento de ciencia: “Apagaron el fuego con guardapolvos”, dijeron, angustiados, alumnos que vieron el accidente
El incidente se produjo durante una feria de ciencias en el Colegio Guadalupe, de Palermo; hay cuatro heridos
Entre el camión de bomberos, las cámaras de televisión y los efectivos policiales, los estudiantes de los últimos años del Colegio Guadalupe, en el barrio porteño de Palermo, se escurrían por la salida del establecimiento con la mirada baja, algunos llorando.
“Están todos muy angustiados”, dijo la abuela de uno de ellos, mientras llevaba a su nieto del brazo en dirección al auto.
Pocas horas atrás, él y sus compañeros vivieron la explosión de un experimento en el patio del establecimiento, durante la feria de ciencias del colegio, que dejó cuatro heridos, todos actualmente hospitalizados. El más afectado, según fuentes policiales y según sus propios compañeros, fue un alumno de 16 años que sufrió quemaduras en el rostro y el pecho. También resultaron heridos otros dos alumnos de 13 y 14 años, con heridas similares, pero de menor gravedad, y una madre, con lesiones en las manos.
Según fuentes del Ministerio de Salud porteño, el adolescente de 16 años que ingresó al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez fue derivado a la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica e intubado por compromiso de las vías aéreas superiores. Su pronóstico es reservado.
Dos de los pacientes trasladados al Hospital Fernández presentan quemaduras que afectan aproximadamente el 20% de la superficie corporal y serán derivados al Hospital de Quemados para una atención especializada. El restante presenta lesiones leves y será trasladado a una clínica privada de acuerdo con su cobertura médica.
“Hoy ese grupo habrá hecho ese experimento como 10 veces. Salía bien. Yo soy de otra clase, así que pasé a verlo en el recreo porque lo hacían mis amigos”, contó Ignacio, un compañero del chico más gravemente herido. “Era un recipiente donde ponían alcohol etílico con otros componentes no inflamables que hacían que el fuego saliera de diferentes colores”, explicó.
Por la reconstrucción que hicieron sus amigos presentes, supo que su amigo aplicó alcohol etílico sobre un fuego ya existente, y que el fuego subió por la botella de alcohol hasta prenderse de su ropa.
“Yo estaba en clase, y escuché que salía una chica gritando del salón de actos. Cuando vieron que había fuego, los profesores fueron corriendo”, contó.
“Supuestamente hay un matafuegos en el salón de actos, pero no estaba a mano, y no había muchos docentes ahí. Nuestro amigo empezó a gritar, tenía la ropa prendida fuego, fue horrible”, dijo un alumno de 16 años que, junto a un grupo de compañeros, conversaba en la esquina del colegio. Recién salían del hospital, donde fueron a visitar a su amigo.
“Un profe y dos dos de mantenimiento empezaron a intentar apagar el fuego con guardapolvos”, contaron los chicos.
La feria iba a ser en el aula de química, dijeron, pero el profesor decidió mudarla al salón de actos. “Nos dijo que sabía que no se podía armar fuego ahí, pero que lo hagamos igual”, contó uno de ellos, quien también pidió preservar su identidad.
“Era un experimento con fuego. Se zarparon con el alcohol y los que estaban cerca se quemaron”, contó un estudiante de último año en un tono apagado. Prefirió no dar su nombre ni dar más detalles, dijo, mientras seguía a su madre.
A la puerta del colegio se acercaban constantemente padres de alumnos, a quienes se dejaba entrar de manera inmediata. “Quiero saber cómo está mi hijo, si está angustiado, si se quiere ir”, explicó una de ellas.
Tras el hecho, todo el edificio fue evacuado al patio. “Salimos todos, y al chico que estaba más quemado lo llevaron a unas duchas, hasta que llegó la ambulancia”, contó uno de sus compañeros, de otro curso.
Ante esta situación, y según pudo saber LA NACION, el Ministerio de Educación de la Ciudad está trabajando en un protocolo para implementar en estos casos, en ferias de ciencia o experimentos, para reducir al mínimo los riesgos de accidentes o siniestros.
Saldría mediante una resolución firmada por la titular de la cartera, Mercedes Miguel. “Esto no existía antes”, dijeron fuentes del ministerio a este diario.
Pocos días atrás, un hecho similar
Poco menos de una semana atrás, también durante una feria de ciencias organizada por el Instituto Comercial Rancagua, un grupo de alumnos decidió recrear la erupción de un volcán. El experimento debía funcionar como un fuego artificial, pero al encenderlo las llamas se propagaron rápidamente por la estructura y, en cuestión de segundos, se convirtió en una explosión.
El incidente dejó 17 personas heridas, en su mayoría alumnos, con lesiones de diversa gravedad: cortes, quemaduras y contusiones.

La más afectada fue una niña de 10 años que resultó gravemente, situación que obligó su traslado de urgencia del Hospital Garrahan. El parte médico del lunes consignaba que la víctima continuaba internada en ese centro de salud en condición estable, aunque con cuidados intensivos.
La menor debió volver a ser sometida a una intervención quirúrgica a cargo de una equipo de cirugía plástica y neurocirugía, difundieron desde el hospital pediátrico sin más detalles. La chica ya había ingresado al quirófano el viernes por la tarde, luego de haber sido estabilizada, y también fue intervenida por un equipo multidisciplinario.


