Murió Alejandro Sabella, emblema de Estudiantes de La Plata y ex DT de la Selección

Destacadas 08/12/2020
Murió Alejandro Sabella, emblema de Estudiantes de La Plata y ex DT de la Selección
Murió Alejandro Sabella, emblema de Estudiantes de La Plata y ex DT de la Selección
Falleció a los 66 años. En las últimas horas su cuadro se había complicado y no podía respirar por sí mismo Profundo dolor en el fútbol argentino. Alejandro Sabella murió este martes a los 66 años a causa de un virus intrahospitalario que complicó su cuadro de cardiopatía aguda. En las últimas horas su salud se había complicado y no podía respirar por sí mismo. Finalmente, después de una leve mejoría, perdió la vida tras luchar en su internación que empezó el pasado 25 de noviembre, el día del adiós a Diego Armando Maradona. Desde el ICBA Instituto Cardiovascular informaron a través de un parte médico que “falleció (...) como consecuencia de su diagnóstico de cardiopatía dilatada secundaria a enfermedad coronaria y cardiotoxicidad de larga data”. Si hay una coincidencia general en el ambiente del fútbol es que Sabella, de una zurda exquisita como jugador hasta haberse acercado demasiado al título mundial con la selección argentina antes de caer en el alargue ante Alemania en Brasil 2014 como entrenador, es alguien muy respetado por sus actos a lo largo del tiempo, y tratando siempre de mantener un bajo perfil. Nacido el 5 de noviembre de 1954 en Buenos Aires, con origen de clase media (padre ingeniero agrónomo y madre maestra de escuela), reconoce que nunca tuvo que trabajar y que pudo dedicarse a estudiar y llegó hasta segundo año de Abogacía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) cuando su ingreso al profesionalismo en el fútbol le quitó tiempo para continuar. “En verdad me gustaba más la medicina, pero me metí en Derecho porque me permitía estudiar en mi casa”, se sinceró una vez. “El primer coche que tuvimos fue un jeep, después un Renault 4 pero a comer afuera no íbamos nunca y la ropa en general la hacía mi mamá comprando telas. No trabajé pero tampoco sobraba nada”, contó sobre su hogar sobre la calle Vidt, a la altura de Paraguay, en Barrio Norte. “Vidt es una cortadita y en esa época pasaban pocos coches, estaba el tranvía y vivíamos en la calle jugando con la pelota “Pulpo”, la de goma. Jugábamos un “cabeza”, o de vereda a vereda, un picado cuando había más gente, o a embocar en mi balcón, porque yo vivía en la planta baja”, recordó. Su acercamiento al fútbol aumentó cuando aún antes de ingresar al colegio primario, lo asociaron al club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) y con el tiempo, ingresó a jugar en sus tradicionales torneos internos, al igual que su hermano. “Nuestro equipo estuvo como cinco años sin perder un solo partido. Con mi familia, íbamos sábados y domingos, era religioso. Y cuando terminábamos y nos bañábamos, como mi mamá se demoraba más tiempos en las duchas, la esperábamos en el auto, y mientras tanto jugábamos, con la iluminación que hacía mi papá con los faroles del coche y allí íbamos los tres: uno atajaba, otro tiraba centros y otro pateaba. Llegábamos a la casa y teníamos que bañarnos de nuevo”, rememoró. Los que lo trataron por esos tiempos cuentan que solía colocarse como arquero y que relataba los remates mientras atajaba y se imaginaba siendo Antonio Roma, el arquero de Boca Juniors de ese tiempo. “A mí me encantaba tener la pelota y gambetear y mi papá, que jugaba de 10 ó de 11 en los torneos internos y le pegaba con las dos piernas pero jamás eludía a nadie, me pedía que largara la pelota. Él jugó hasta muy viejito y cuando se retiró, dejó un mensaje titulado ‘Carta a los muchachos de los picados de los jueves’ y a esa carta la llevo siempre encima y les agradecía a quienes habían compartido los picados con él por aguantarlo, tenerle paciencia y cuidarlo”, se emocionaba. Definido políticamente como “progresista”, manifestó que el último referente político con el que se sintió identificado fue con Carlos “Chacho” Álvarez aunque tuvo acercamientos al kirchnerismo. Está casado en segundas nupcias con Silvina Rossi, con quien vivía en Tolosa, cerca de La Plata, y tiene con ella dos hijos, Alejo y María Alejandra, quien como bailarina llegó a danzar con Iñaki Urlezaga, y otras dos hijas de un anterior matrimonio, Flavia y Vanessa. El casamiento se llevó a cabo en 2018, en una ceremonia de muy bajo perfil en la que su mujer –maestra, directora de escuela, y profesora de niños con deficiencia en el aprendizaje– vistió la camiseta de Estudiantes. Sin haberlo conocido demasiado, la muerte de Diego Maradona lo movilizó de una manera especial, según relataron sus propios familiares, y el día de su velatorio debió ser trasladado para chequeos exhaustivos a una clínica del barrio de Belgrano, en Buenos Aires. “Tuve poca relación con él. Nos enfrentamos en un River-Argentinos Juniors y también compartimos un par de entrenamientos con la Selección. La primera vez que practiqué con él fue un bajón. Me volví a mi casa totalmente deprimido, pensando que yo no sabía jugar al fútbol. Un tiempo después, cuando Diego le metió los dos goles a los ingleses y escuché a (Jorge) Valdano, me sentí identificado cuando contó que Maradona le dijo que mientras eludía ingleses lo miraba de reojo y dijo ‘encima de la jugada que se mandó tuvo tiempo para mirarme’. Y yo sentí algo parecido. Me veía practicar a mí y Diego era de otro planeta. La última vez que lo vi fue cuando vino al country a hablar con Sebastián (Verón). Me saludó y charlamos unos minutos”, le contó al periodista Diego Borinsky. Fuente Infobae