Julián Weich: "No quiero que mis hijos se avergüencen de lo que hago"

Espectáculos 04/05/2012
El conductor, que debuta el próximo domingo con Todo es posible, habló con LA NACION sobre su nuevo ciclo, el contenido de la pantalla chica y el rating; mirá un adelanto del programa. Una vez más, un ciclo de entretenimiento regresa a Julián Weich a la pantalla chica. Fiel a su estilo familiar, con una apuesta a las historias emotivas, pero sin dejar de lado los juegos, el conductor debutará con Todo es posible , el próximo domingo, a las 21, por Telefé. "Hoy la tele nos hace llorar bastante, pero no toda la emoción está puesta en contar una buena historia. En Todo es posible , vamos a mostrar cómo una persona, gracias a la televisión, puede narrar una situación, vivirla y que los demás se enteren", promete Weich sobre su nuevo ciclo, que combinará elementos de los exitosos Trato Hecho y Sorpresa y ½ . Es justamente el contenido de la programación actual uno de los temas que le preocupan. "La televisión como medio le debe algo social a la gente. Todos los canales son responsables, incluso Telefé. No hay que sacar noticieros, telenovelas ni realities, pero una parte debería estar abocada en la sociedad. Si con una cola gano 10 y con algo social consigo 7, prefiero ganar menos y dormir feliz", asegura. Políticamente correcto, sin querer subirse a la polémica al opinar sobre algún programa en particular, el conductor se despega de otros referentes del medio: "Hago las cosas pensando en que mis hijos están mirando la tele. Quiero que estén orgullosos y que nunca nadie les diga "¡qué vergüenza, qué papelón lo que hace tu papá! Ese es mi parámetro". Y enfatiza: "Que les digan que no hice rating o que me levantaron el programa es parte del juego, eso no me preocupa. Pero si les dicen que lo que hice es una vergüenza, me muero." Weich asegura que no lo obsesiona al rating , ese enemigo que muchas veces levanta del aire una producción interesante, pero que le tiene respeto. "Al aire, no me entero del minuto a minuto. No me interesa que me digan seguí, pará, hace esto. Prefiero que me cuenten cómo me fue cuando termina el programa. No me voy a desmayar en vivo por más que eso convoque a una mayor audiencia. Si, en cambio, veo que en una parte emotiva la medición mejora, buscaré ese tipo de relatos". Ferviente colaborador de Unicef desde 1993, insiste sobre el poder que tienen los medios de comunicación para transformar la realidad: "La tele es el gran estímulo de nuestra sociedad. No es que forme catedráticos, pero puede estimular a la gente a hacer cosas buenas, a ser solidaria y a tener buenos modales. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice; de hecho, votamos por lo que vemos en la pantalla. Es sentido común, no es budismo". (Fuente La Nacion)